Herbert Mullin. El asesino de Santa Cruz.


Herbert Mullin nació en Salinas (California) el 18 de Abril de 1947, aunque sus padres se transladaron a Santa Cruz cuando era niño todavía. Su padres era una veterano de la Segunda Guerra Mundial, quien disfrutaba relatándloe a su hijo su actos heroicos durante la guerra, así como enseñándole el manejo de armas de fuego.

Tenía una relación con su padre que puede considerarse como buena, ya que aunque era un hombre bastante estricto no tenía un carácter excesivamente dominador. Durante su juventud fue un chico bastante popular y terminó sus estudios en el instituto. Tal vez su único temor fuese el convertirse en homosexual (como dijo en una entrevista), aunque parece poco probable teniendo en cuenta que tuvo una novia durante muchos años, y les iba bien.
Esta vida aparentemente normal dió un brusco giro a partir del año 1969. En ese año, el mejor amigo de Herbert murió en un accidente de coche, y eso lo traumatizó profundamente. Como comenzó a comportarse de modo extraño en él, su familia decidió ingresarlo en una clínica psiquiátrica, aunque pronto se iría de allí.

Intentó meterse en un seminario para convertirse en sacerdote (hay que señalar que jamás había tenido inclinaciones religiosas), cosa que no logró. Su familia le sorprendió en varias ocasiones gritandole a gente con la que no estaba, golpeando todo lo que encontraba a su paso, etc. Posteriormente, el experto en perfiles d4e asesinos del FBI Robert K. Ressler declararía que Herbert tenía esquizofrenia paranoide, que ya se empezó a manifestar en su último año de instituto y que probablemente se viese potenciada por la afición del joven al LSD y a las anfetaminas.

En el año 1972 las voces comenzaron a “decirle” que un terremoto iba a sabcudir la zona inminentemente, y que la única forma que tenía de salvar California era matando. Creía que las deidades naturales estaban tranquilas gracias a los sacrificios de la guerra de Vietnam, pero aquella guerra acababa de finalizar, con lo que eran necesarios nuevos sacrificios para mantener aplacados a esos dioses.

El 13 de Octubre de 1972, un vagabundo de 55 años se encontraba haci4endo autoestop. Herbert lo recogió y, con la excusa de que le ayudase a mirar qué producía un estraño ruido en el motor, lo convención para bajar. Una vez fuera del coche, lo golpeó con un bate de beisbol hasta matarlo. Más tarde diría que este hombre era el Jonás de la Biblia reencarnado, que le había dicho telepáticamente:

“Agárrame y tírame fuera del barco. Mátame para que otros se salven”.

Mary Guilfoyle era una joven de 24 años que estaba haciendo autoestop el 24 de Octubre cuando Herbert la recogió. Una vez en el coche, Herbert la empezó a apuñalar mientras estaba conduciendo. Posteriormente tiraría el cuerpo en una zaona boscosa y le abrió el estómago para extraerle los intestinos, procedimiento necesario para poder “observar la contaminación” (palabras literales de H. Mullin). El cuerpo de Mary tardó bastante tiempo en ser descubierto, y en un principio se culpó de este asesinato a Edmund Kemper, otro asesino en serie de la zona.

Cuatro días más tarde, se dirigió a una iglesia para confesar sus pecados. En estado de delirio, “comprendió” que el sacerdote era voluntario como víctima propiciatoria para los dioses a los que Herbert entregaba sus crímenes, con lo que empezó a golpear al cura y acabó apuñalándo hasta seis veces. El sacerdote, Henri Tomei, murió desangrado en el mismo confesionario. A pesar de que una persona vió correr a Herbert, su descripción no ayudó a la policía.

Posteriormente, intentó entrar en el ejército. Si bien pasó las pruebas físicas y, sorprendentemente, las psíquicas también, no fue aceptado debido a algunos delitos que había cometido en su juventud y a una conducta “algo desordenada” (gran eufemismo militar para designar a un esquizofrénico paranoide). Entonces, debdio al rechazo, comenzó a pensar en que todo se trataba realmente de una conspiración tras la cual estaba un poderosísimo grupo de hippies.

En el año 1973, Herrbert determinó dejar las drogas en la creencia de que eran las responsables de sus actos. Entonces decidió matar a Jim Gianera, un compañero del instituto que era quien le vendía los estupefacientes. El día 25 de Enero se dirigió a su casa, pero el narco se había mudado y la casa estaba habitada ahora por Kathy Francis, quien le dio su nueva dirección. Una vez que llegó a la casa actual de Jim, Herbert mató tanto a Jim como a su mujer de varios disparos y luego procedió a apuñalar en varias ocasiones los cuerpos. No contento con esto, volvió a la antigua casa de Jim y allí mató del mismo modo tanto a Kathy como a sus dos hijos, David Hughes de 9 años y Daemon Francis, de sólo 4. El marido de ésta no se encontraba allí, y estos asesinatos (tanto los tres de la casa como el de Jim y su mujer) se consideraron en principio como un ajuste de cuentas relacionado con las drogas.

El 6 de Febrero de 1973, Mullin estaba vagando con su escopeta por un bosque, cosa habitual en él, cuando vio a cuatro jóvenes que estaban por allí. Acto seguido, les dijo que abandonaran el lugar, porque su presencia estaba contaminando la zona. Como no le hicieron caso, empezó a disparar. Este acontecimiento se saldó con la muerte de David Allan Oliker, Robert Michael Spector, Brian Scott Card y Mark John Dreilbelbis, cuyos cuerpos quedaron abandonados allí mismo y no fueron hallados hasta una semana más tarde.

El 13 de Febrero, Herbert iba con su coche cuando de repente vió a un hombre anciano, Fred Pérez, que estaba cortando el césped. Acto seguido, giró el vehículo 180 grados, apoyó el rifle en el reposacabezas y disparó, matando al hombre de 72 años en el acto. Uno de los muchos testigos llamó a la policía dando el número de matrícula, y un Herbet totalmente “dócil” según el informe policial fue apresado unos veinte minutos más tarde.
Una vez en comisaría, confesó sus crímenes y explicó los motivos; dijo que eran para prevenir terremotos y que la razón de que no se hubiese producido uno recientemente era que lisa y llanamente él lo hebía evitado con los asesinatos.

En el juicio lo acusaron de diez asesinatos, cosa que él acepto. No se sabe por qué extraño motivo los tres primeros (el vagabundo, la autoestopista y el sacerdote) no se tuvieron en cuenta a la hora del juicio.

Finalmente, Herbert fue condenado a cadena perpetua por estos hechos después de ser declarado perfertamente capacitado para ser juzgado y se encuentra actualmente en la prisión estatal de Mule Creek, en California.

INFORMACIÓN Y FOTOGRAFÍA SACADA DE:

http://matase.wordpress.com/2009/12/23/el-asesino-de-santa-cruz/

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